El 25 de septiembre Prodeci realizó una denuncia al Consejo de Autorregulación Publicitaria (CONARP) de la Ciudad de Buenos Aires por publicidad obscena en la vía pública de la empresa Tulipán y la agencia BBDO Argentina. 

Se trata de afiches que presentan imágenes de una persona en gestos y pose de contenido sexual. La publicidad realiza una provocación al público en general, en imágenes expuestas en el espacio público y dirigida especialmente en el día de los estudiantes, a muchos menores de edad.

Según el Código de ética y autorregulación publicitaria de CONARP, toda publicidad debe respetar los principios de la moral y las buenas costumbres (art. 1°), lo que necesariamente debe incluir: evitar todo riesgo de afectación de menores. 

No se trata de una mera provocación al público adulto y plenamente capaz, sino de comerciar a partir de promover la sexualización de menores.  

La conducta del anunciante y la agencia afecta a las familias con hijos menores (art. 4), ofende la moral que abarca a los menores de manera explícita (art. 5 inciso 1 del código). La publicidad también es escabrosa (término expreso del artículo 6 inciso 1) precisamente porque el concepto que presentan los anuncios es directamente inconveniente e inmoral.  A su vez, la publicidad lesiona la intimidad de muchas personas, pero sobre todo la de menores (art. 8).  La campaña publicitaria mentada no hizo especial cuidado de los menores (art. 33) y no ha evitado la presentación visual de prácticas o situaciones peligrosas para ellos (mismo artículo apartado 2).  

Sobre esto, la Dra. Myriam Mitrece de Ialorenzi en un reciente artículo publicado en MDZ online sostuvo “ las imágenes de tono subido, no son lo más apropiado para que se expongan sin restricción ante los niños. Porque si bien la publicidad no va dirigida a ellos, son de todas maneras receptores pasivos como todo transeúnte. ¿Por qué ya no se considera el cuidado de los menores? ¿Por qué se expone a los padres a tener que explicarles lo no les competen por su edad ni su madurez? ¿Por qué se insiste en hipersexualizar a los niños?”

Es por ello que PRODECI se dirigió al CONARP para que analice el contenido de la publicidad y dictamine que se vulnera el código de ética, añadiendo que el Comité solicite al anunciante y a la agencia que retire el contenido publicitario.