En oportunidad del quincuagésimo período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la OEA, el presidente de PRODECI, Miguel Haslop, se pronunció sobre la libertad de conciencia y de expresión.

El video de su intervención puede encontrarse aquí.

A continuación, el texto de su ponencia:

Señor Secretario General y Señores Representantes de los Estados miembros de la OEA,

Para enfrentar esta pandemia, debimos modificar nuestra conducta y hábitos. El uso de tapabocas, las medidas de distanciamiento social, las restricciones a la circulación y al uso de los espacios públicos, implican el sacrificio transitorio de ciertas libertades individuales en pos del bien común.

Sin embargo, es necesario denunciar claramente y sin ambigüedades el aprovechamiento político que se ha efectuado de esta pandemia, a resultas del cual se han menoscabado libertades más allá de lo justificable por la crisis sanitaria.

Entre esas libertades cercenadas se encuentran las de conciencia y expresión, reconocidas en los artículos 12 y 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos

Se violenta la libertad de conciencia cuando se impone a los agentes del sistema de salud protocolos que no respetan su juramento hipocrático o sus convicciones morales.

Se violenta la libertad de conciencia cuando el Estado avasalla la legítima autonomía de las iglesias, suspendiendo el culto religioso y poniendo así al individuo en la disyuntiva de violar la norma civil o la religiosa.  

Se violenta la libertad de expresión cuando impera una cultura de la cancelación. Cuando se silencia a quien opina distinto, incluso en cuestiones científicas como el abordaje sanitario de esta pandemia.

Se violenta la libertad de expresión cuando se fomentan observatorios de medios de comunicación y se pretende la reglamentación del uso de Internet y de las redes sociales, fomentando el patrullaje ideológico, la denuncia infundada y la persecución. Se intenta amordazar tanto la actividad periodística como las expresiones de ciudadanos particulares.

Se violenta la libertad de expresión cuando bajo la excusa del distanciamiento social se impiden las reuniones políticas, las manifestaciones ciudadanas y las asambleas de trabajadores.

Todas estas formas de violentar la libertad de expresión constituyen abusos y actos discriminatorios, que silencian  una campana en la opinión pública.

Algunas páginas de nuestra historia han sido tristes, con enfrentamientos civiles y desprecio por el hermano. Pero también contamos páginas llenas de altruismo y magnanimidad. La lucha por la paz y la libertad nos ha enseñado a respetar a quien piensa de modo diferente.

Hoy más que nunca necesitamos comunicarnos y expresarnos. Para ello han de respetarse nuestros valores, creencias y convicciones morales.

Nuestra propuesta para sus gobiernos:

-Tomar nota de la preocupación y rechazo social por las restricciones a las libertades de conciencia y expresión.

– Declarar públicamente el respeto irrestricto al derecho de objeción de conciencia de los ciudadanos, en cualquier ámbito.

– Asegurar las libertades de culto y el derecho de los enfermos y de sus familiares a ser asistidos espiritualmente, lo cual debe ser expresamente reconocido en los protocolos sanitarios que se implementen con motivo de esta pandemia.

– Abstenerse de instituir, desde el gobierno, observatorios de opinión pública y/o actividad periodística.

– Limitar las medidas de distanciamiento social a lo estrictamente necesario para evitar la propagación del coronavirus. Las personas sanas deben poder gozar de sus derechos y libertades plenamente.

– Permitir las manifestaciones públicas ciudadanas conforme el art. 15 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Señores Embajadores: esta pandemia no debe ser una excusa para retroceder en materia de libertad de conciencia y de expresión en nuestra región. Para salir de esta catástrofe sanitaria, social y económica, necesitamos avanzar, con responsabilidad, respetando los derechos y libertades de todos los americanos.

Muchas gracias.